Esta investigación demostró que las células grasas son, por naturaleza, más vulnerables al efecto de enfriamiento que otros tejidos adyacentes, y por tanto pueden ser eliminadas sin dañar la piel. Este descubrimiento derivó en el desarrollo del procedimiento no invasivo .
Durante el Procedimiento, un aplicador administra enfriamiento preciso y controlado para alcanzar y destruir las células grasas en áreas específicas de su cuerpo, sin dañar los tejidos adyacentes.
Cuando las células grasas se exponen al frío, comienza el proceso de muerte natural. Las células grasas del área tratada son eliminadas gradualmente a través del proceso metabólico normal del cuerpo.